VALDEMANCO: RUTA Y ESCALADA CON LOS PEQUES

El domingo 13 de septiembre nos dimos una vuelta por Valdemanco (La Cabrera). Era una ruta que había hecho hace mas de dos años y medio cargando con la peque en brazos durante gran parte del recorrido y , a pesar de ello, me encantó. Se lo propuse a Manuel y allí nos presentamos con la doble intención de practicar la escalada a la vez que ruteabamos por esa zona tan bonita como sorprendente.

Comenzamos dejando el coche en el aparcamiento del convento de San Antonio, en el que una persona, muy simpática sobre todo con los niños, nos informó que la visita se podía realizar de 11 a una, por la mañana.


Nos dirigimos por el GR-10 que nos llevaría, atravesando un arroyo seco, hasta una plancha de roca de gran tamaño y de ahí, por un camino de jaras
hasta el collado de Cancho Gordo, pero no sin antes haber tomado una variante del GR y ascender por una senda algo complicadilla para las más pequeñas. Manuel tuvo que deshacerse de algunas zarzas que cerraban el camino (las pateo con ganas)
A partir de ahí el camino se hizo más fácil pudiendo llegar al objetivo marcado. Mientras Manuel se fue a inspeccionar la zona yo aprovechè a subirme a ese pequeño cancho. En un despiste me pude dar cuenta de que algunas de las peques ya lo habían escalado en libre por la cara este.
Ya de regreso, el personal comenzaba a tener algo más que hambre: sed de escalar. Comenzamos desesperadamente a buscar cualquier piedrolo que coronar y fue algo difícil, sinceramente.
Por fin dimos con el piedro y no perdí oportunidad para practicar el rapel usando un dinámico. La verdad es que con esa cuerdecilla corría que se las pelaba.
Las mas canijas tuvieron suerte pues, a pesar de que el tiempo se nos echaba encima, les dio tiempo a subir la vía un par de veces. Por cierto, esta vía fue equipada con material indesequipable, y Manolo la ha denominado "via de las tres niñas"
El grado esta por determinar ... yo creo que viendo la foto podría tratarse de un 7b pero prefiero dejarlo en 7a, para que luego no me digais que me paso.


De regreso al convento hay que reconocer que pasamos sed. Nos quedamos sin agua, craso error, pero lo solucionamos rápidamente en una fuente del pueblo, porque la del aparcamiento se encontraba averiada (diría mas bien inutilizada aposta).
Un gran día, como viene siendo habitual, y mejor compañía.

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