Nunca me ha fallado. Lo he subido y bajado muchas veces, oliendo sus zetas, su barro, su sequedad, su frio, su calor... Pero esta última vez fue distinto. Lo ascendí por la cara norte, andando, a la vez que empuñabala bici por el manillar, y con un buen amigo.
El primer desnivel ya lo superamos con algo de dificultad. Me dió por pensar varias cosas. Este tio es maño, por lo que no creo que se planteé otra forma de ascender que no sea el camino de frente. Por otra parte supuse que no conocía la cara norte. No me quedó más remedio que hacerle dos preguntas claras: ¿pretendes subir defrente? ¿Conoces las zetas de la cara norte? . - Si. Respondió a la primera (creo que me brotó una gotilla de sudor). En la segunda se quedó algo pensativo, creo que consciente de lo que se había propuesto inicialmente. Finalmente optamos por la cara norte.
En efecto, justo antes de llegar a la civilización, un desnivel de casi dos metros y una verja me separaban de ella. Divisé unos metros más adelante un tablón que ascendía al asfalto junto a una abertura de la valla. Sin pensarlo dos veces coloqué la bici en posicion vertical, lo más alta que pude, trepé por el tablón, tiré varias veces de la bici pues se enganchaba en la pared y conseguí pasar por entre la verja con más pena que gloria. Nos desollamos por todos lados, la bici y yo claro.
3 comentarios:
Chavalote... de lo que estoy orgulloso es de tener los amigos que tengo.
Un saludo.
¿tu también gastas blog?
Mira lo que uno se encuentra por internet... jajajajajaj
Cabezahueca eres la hostia.
Bueno a ver si llenas esto de fotos y rutas.
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