viernes, 7 de marzo de 2008

UN RATO CON DIANA


Diana es mi guitarra. No tiene más de dos años pero la he sentido toda la vida hasta que un junio de 2006 la vi en una tienda céntrica de Madrid. Nada más tocarla supe que me acompañaría en el silencio de la noche
.
Aun no le saco mucho partido pero tengo la esperanza de que algún día me dará mayores satisfacciones de las que hasta ahora estoy teniendo. Digo esto porque he intentado estudiar algo de música para poder crear algunos temas que tengo en la cabeza, pero de verdad que me resulta muy costoso. Esto es peor que estudiar matemáticas de fin de carrera. De momento he tenido que tomarme unas vacaciones y aparcar la teoría para meterme más a fondo en la parte practica. Parto de la idea de que probablemente llegue el día en que después de practicar con la guitarra, tocar y tocar, me haga falta adquirir mayores conocimientos y será entonces cuando entonces vuelva a retomar el tema de la enseñanza y utilizar mas, como dice mi profe, “papel, papel”. Para mi, los conocimientos musicales tienen que ser algo que necesite, algo que me lo pida el cuerpo, y no verlo o sentirlo como una “obligación”. Es difícil asimilar tantos y tantos conocimientos si no tienes forma de ponerlos en práctica, bien por el poco tiempo que puedo dedicarle bien por faltarme.

Ahora me estoy dedicando a intentar realizar pequeñas composiciones musicales que mas que nada son para practicar determinadas escalas en distintas tonalidades. Para tal fin me he comprado un pequeño estudio de grabación que , sinceramente, aunque me esta costando entender su funcionamiento le estoy sacando mucho partido.

Se trata del Micro BR de Boss y es capaz de grabar hasta cuatro pistas además del ritmo. Lo recomiendo.

Bueno, que se hace de noche y tengo que practicar un poquito. Hasta luego.

domingo, 2 de marzo de 2008

PICO DE LA MIEL - VIA PILOTO

Por fin nos decidimos el domingo 17 de febrero de 2007. Objetivo: vía Piloto (L2). Me encontraba emocionado.

No sabía exactamente dónde me estaba metiendo. La única confianza que tenía era la presencia de expertos escaladores como Antiguo Pedricero, kiba y Jóse. Lo cual también era causa como para pensármelo dos veces después del inicio en escalada que me prepararon hacía pocos meses. Algún día lo contaré. Fue en el cancho de los Muertos (La Pedriza) y en mi vida había pensado tantas veces ¿que hago yo aquí?. Pero bueno, seguí hacia delante obsesionado en que sería un día memorable y que iba a disfrutar todo lo que pudiera.

Comenzamos con mucho frío y las nubes cargaditas al oeste. Reconozco que nos hizo dudar, pero venció el afán que teníamos por ganar este reto. Sin más, montamos rápidamente dos cordadas. Yo con Pedricero, èl de primero por supuesto. Kiba con José alternándose en cada largo.








Esta ascensión me pareció muy distinta a las que había realizado en algunas vías de la Pedriza donde la reina es la adherencia. Esta vía Piloto me pareció más exigente en lo que a técnica se refiere.

Ahora la serenidad y la cabeza fría reinaban en el ascenso, menos mal que acababa de leer un manual con algunas técnicas de empotramiento tanto de manos como de pies. Creo que las usé todas... bueno excepto las de puños dobles y alguna que otra. No deje a la Mente ni un solo segundo que me dominara. Tan solo una vez casi estuvo a punto de preguntarme ¿qué haces ahí? Pero la respuesta fue: no te dejaré ni siquiera que me lo preguntes. Creo que hay que hacerlo así, de lo contrario te das media vuelta.

Fue memorable la pequeña travesía que realicé al comienzo del segundo largo. El nivel de riesgo era superior al que me había planteado al comienzo, pero a la vez se presentaba como un reto que podría superar. Con confianza y serenidad lo logré.

A partir de entonces fue cuando de verdad empecé a disfrutar y a tener esas sensaciones fuertes que muchas veces deseamos. Cada paso que daba, cada mano o pie empotrado era una sensación que pocas veces había tenido en mi vida. Incluso cuando se atascaba un gato era un reto por controlar el coco y pensar en serenarme para salir victorioso del problema.

Tuvimos un paso algo más complicado, creo que el grado era VI+ o algo por el estilo.

A mi en cuanto pasa de V cojo el ascensor y tiro para alante como sea. Me agarro a las chapas aunque sea con los dientes. LLegue a usar hasta un anillo como brida para apoyar el pie izquierdo, y no tardé ni dos minutos en superar el paso.


Fué un gran día. Cuando llegamos a la cima nos encontrabamos cansados y sedientos. Solo llevaban agua los de la segunda cordada, a los que estuvimos esperando un largo rato pues tomaron otra variante de la via en el último largo. El frío era muy intenso aquí arriba. Las cervezas al final de la tarde nos hicieron entrar en calor.